lunes, 28 de enero de 2013

Ya no siento absolutamente nada. Me he hecho inmune a cualquier tipo de sufrimiento. 
Aunque, a veces, lo siento. Cuando te rozo con la mano, lo siento, siento tu corazón palpitando deprisa antes de pararse por un segundo. Quiero hablarte, aún sabiendo que me va a doler tu respuesta, quisiera volver a escuchar una sonrisa tuya provocada por mi, quisiera que el motivo de tu felicidad tuviera algo que ver conmigo. 
Me he hecho inmune a cualquier sufrimiento, a cualquier sentimiento, pero no me hecho inmune a tu olor.
Diría que eres lo peor que me ha pasado en la vida, aunque mentiría.