lunes, 24 de junio de 2013

La verdad, ya no sé que sentir. Demasiados pensamientos agonizantes a la vez. Me gustaría volar. Me gustaría sentir el aire en la piel. Me gustaría que por un instante el tiempo fuese más lento, que pudiera observar todo detenidamente: una gota de agua que se deja caer sobre una hoja seca, la satisfacción de una golodrina al ver que sus hijos sacían el hambre. Me gustaría que por un instante el tiempo parara y ver el mar, todos los palacios ya olvidados en los que ahora solo habitan peces; estar en la cima del Everest, sentir que falta oxígeno y gritar. Me gustaría que el tiempo parase, observar como recuerdos infinitos se esfuman con el último aliento de un anciano solitario sentado en su sillón con una sonrisa invadiéndole la cara; contemplar la mente de un pintor mientras traza líneas sobre un lienzo sin imaginar cómo acabará. Tendría por elegir millones de sensaciones, aunque si me tuviera que decantar por una y si solo fuera por un instante, no me lo pensaría dos veces, elegiría que el tiempo se parara y poder navegar una vez más por tus ojos, esa puerta hacia el alma, mostraban preocupación, indecisión, tristeza y una imagen, en esa imagen parecía que tu vida se desplomaban, solo deseabas volver a verla sonreír, solo deseabas poder retroceder y cambiar ese "no quiero que regreses", en cambio, yo solo deseaba verte. El tiempo decidió que no sirvo para vivir y, así, me despido de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario