viernes, 23 de agosto de 2013

Se olía la enfermedad que producía tantos celos con esa embriaguez tan característica 
se podía sentir el miedo correteando entre las losas y rebotando en las paredes
se podía huir muy lejos pero la puerta seguía cerrada
ese sillón podría no estar destrozado en el suelo
y yo podría dejar de temblar

Podían hacerme cosquillas sus ganas de hacerse trasparente
y me sonrojó tu cabizbaja vergüenza
Podía intentar sentirme libre con tus manos esposadas
pero solo agudizó este ahogo
Ese portazo acallador podría haberme aliviado
y no haberme despertado de la pesadilla

Y ahí es cuando los sollozos de vuestra conciencia me agitaban, susurrando,
   - Perdón cariño, pero esta es la realidad

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